Según una muestra de 115 países, un colombiano no es tan mal pago como se piensa. Hay peores.
Ni tan alto como lo sienten los empresarios, ni tan bajo como lo ven los sindicatos. El poder de compra del salario mínimo en Colombia es casi exactamente el del promedio de esos sueldos en el mundo.
Así lo muestra la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su 'Informe mundial de salarios' donde compara el poder adquisitivo de los salarios mínimos de 115 países.
¿Les parece alto? Con su salario, un trabajador de Colombia alcanza a comprar solo entre la quinta y la cuarta parte de lo que puede un trabajador con el respectivo mínimo en Luxemburgo. Ese es un ejemplo extremo, pero sería más justo mirar hacia el vecindario: con su sueldo, el trabajador colombiano sólo puede comprar menos de la mitad de lo que logra un trabajador de Argentina con su mínimo.
¿Les parece bajo? Primero, el ejemplo extremo: el trabajador colombiano puede comprar 65 veces lo que adquiere un colega de Burundi con su salario.
Y en el vecindario, al colombiano el sueldo le rinde casi el triple que a un trabajador de Guyana.
En la lista de 115 países, el poder de compra del mínimo colombiano ocupa el puesto 38, mientras que en América Latina y el Caribe, está un tres por ciento por encima del promedio, y ocupa el puesto 10 entre 24 países.
Si se miran los extremos en el mundo, un trabajador de Burundi tendría que trabajar 23 años para conseguir el dinero necesario para comprar lo que su colega luxemburgués adquiere con el sueldo de un mes.
En general, los salarios más bajos están en África, y hasta la pujante Egipto, que puede llegar a ser una de las 30 economías más grandes del mundo en los próximos 40 años según el HSBC, tiene salarios con muy precario poder de compra.
De hecho, el mínimo a un colombiano le alcanza para comprar 27 veces lo que a un egipcio.
En el caso particular de Argentina, el salario se ha alejado en poder de compra luego de aumentos mucho más altos que en los otros países del continente.
Ese tipo de ajustes 'generosos' suelen ser vistos como riesgosos para mantener el empleo. Sin embargo, hay casos documentados que muestran todo lo contrario.
Por ejemplo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) resalta que en Brasil los ajustes activos en los salarios mínimos fueron uno de los factores determinantes en un aumento generalizado de los ingresos de los trabajadores sin que esto golpeara el empleo. Y la organización también da cuenta de un efecto similar en Chile.
Los riesgos para el empleo
Ante la posibilidad de que aumentar el mínimo ponga en riesgo el empleo, Jaime Tenjo, investigador de la Universidad Javeriana y experto en asuntos laborales, dice que la demanda por mano de obra no es tan sensible a los cambios de los salarios, luego no es de esperarse golpes al empleo. Es más, las alzas deben aumentar el ingreso familiar. Dice que el costo del salario en dólares ha crecido y eso significa perder competitividad para los exportadores, "pero eso es problema con el dólar y no con el salario".
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