Internet habría sido el verdugo de la empresa, cuya situación revivió la dura decisión que tuvo que tomar Manuel Alzate, ex propietario de la desaparecida Betatonio.
En Colombia, sin embargo, la franquicia de esta multinacional tiene sus indicadores en positivo y desde ya dice que no se va a ver afectada, pues continúa con sus planes de expansión y de diversificar su negocio, ofreciendo otros productos para alquilar.
Una deuda de 1.460 millones de dólares -frente a activos de 1.020 millones-, la competencia de Internet y la creciente tendencia a comprar películas en tiendas virtuales como iTunes o en la TV por cable, llevaron el jueves pasado a la cadena de alquiler de películas más grande del mundo a tomar la decisión de declararse en bancarrota.
La emblemática Blockbuster tuvo que lanzar un S.O.S. cinco años antes que su colega colombiana Betatonio, la cual cerró sus puertas un día antes de cumplir 30 años, en febrero del año pasado.
Con 25 años de existencia y 5.600 tiendas, Blockbuster se acogió a la protección del llamado Capítulo 11 de la ley estadounidense, que regula los procesos de quiebra. Además de negociar con sus acreedores, deberá reducir el número de locales y buscar estrategias para morderles mercado a sus competidores.
Cobró una víctima en el país
La situación de Blockbuster revivió la dura decisión que tuvo que tomar Manuel Alzate, ex propietario de la desaparecida Betatonio.
Afirma que aunque la televisión por suscripción y la llegada de Blockbuster al país, influyeron en el cierre, lo que más pesó fue que no tenía el músculo financiero para enfrentarlas. Sin embargo, se arrepiente de no haber dado más pelea.
Hoy Alzate se muestra pesimista sobre el rumbo del negocio de alquilar películas, dada la fuerza de la piratería y de Internet. Betatonio alcanzó a tener 35 tiendas y 350 empleados.
Blockbuster llegó a Colombia en 1995 e introdujo un formato de superficies de 500 metros cuadrados, parqueadero y una amplia oferta de títulos de reciente exhibición. Además, empezó a ofrecer comida y revistas para llevar a casa.
Y aunque la piratería es evidente en Colombia, la bancarrota de Blockbuster parece que no va a tener efectos en el país, o al menos eso asegura un vocero de Video Colombia, dueña de la franquicia. Su argumento es que tal como sucedió con ensambladoras y bancos estadounidenses que vivieron un difícil momento con la crisis financiera, pero no impactaron sus operaciones en el exterior, en Colombia Blockbuster va a seguir creciendo, pues es totalmente independiente de la casa matriz. Está más relacionado con la filial de México.
De hecho, la noticia de esta semana, no modificó los planes de Video Colombia, que tiene 22 locales, y se alista para abrir uno en Medellín y otro más en Bogotá.
Para adaptarse a la competencia, está diversificando su negocio con alquiler de video-juegos y otros productos de entretenimiento en sus locales, a domicilio y en Internet.
Piratería en el sector audiovisual
Se calcula que en Colombia en el mercado legal se venden cerca de 500.000 copias de películas al año y en un operativo de las autoridades, en un día, se incauta el mismo número de videos. También que cerca del 90 por ciento del mercado es ilegal. De acuerdo con International Intellectual Property Alliance, las industrias de software, películas, música y libros pierden al año 116,7 millones de dólares en el país por la piratería. A mayo de este año, según la Cntv, 3,1 millones de hogares estaban suscritos a la televisión por cable, con una oferta que incluye programación 24 horas y el 'pague por ver'. El servicio se encuentra a 70.000 pesos mensuales, en promedio, incluyendo Internet ilimitado. "Antes las mamás le ofrecían una película alquilada como premio a los niños, que eran los principales clientes, si se tomaban la sopa, y hoy se bajan de Internet en minutos", dice Manuel Alzate, ex dueño de Betatonio. Aunque ratifica que la piratería fue la que acabó su negocio, asevera que el producto ilegal es tan grande que miles de personas en el país dependen de este, al punto que le queda imposible a la Policía decomisar todo el material. No en vano, en una venta 'pirata' al noroccidente de Bogotá hay un letrero que reza: "Dios proteja este establecimiento".
F eltiempo.com
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