Leoncio Arango tiene 60 años y aún quiere trabajar, pero se cansó de enviar y presentar hojas de vida en los últimos 12 años. Su perfil no es el más atractivo para un mundo empresarial que exige algo más que conocimientos en Word, Excel e inglés. Simplemente, Leoncio no es joven.
La hermana de Leoncio, Judith Arango, también se cansó de buscar una oportunidad. En 1989 se retiró de su empleo, era auxiliar contable, para dedicarse a sus hijos, pero nunca pudo volver. Hoy, tiene su pensión embolatada.
Los dos han escuchado que este semestre el Congreso podría aprobar la ley del primer empleo, una iniciativa que busca incentivar la contratación de jóvenes recién egresados de las universidades a cambio de estímulos para las empresas.
"¿Y nosotros qué? ¿Quién nos da una mano?", pregunta Leoncio, a quien sólo le faltan cuatro años de cotización para acceder a una jubilación.
La respuesta a sus reclamos podría estar en un nuevo proyecto de ley que en estos días está 'cocinando' el senador liberal Camilo Sánchez, quien inicialmente bautizó la iniciativa con el nombre 'la ley del último empleo'.
"Así como vamos darles una oportunidad a los jóvenes, debemos darles una a los viejos", dice Sánchez.
La crisis de las personas mayores de 55 años sin empleo es una realidad mundial.
El Bureau of Labor Statistics de los Estados Unidos acaba de reportar que la cifra de desempleados mayores de 55 años en ese país es 7,3 por ciento, más del doble que el registro del 2007 y el más alto en la historia del Bureau, que recoge estos datos desde 1948.
Carl Van Horn, del John Heldrich Center for Workforce Development of Rutgers University, sostiene que lo preocupante para estos trabajadores es que están dejando de ser autosuficientes.
Van Horn, en declaraciones a The New York Times, los cataloga como "los nuevos no empleables".
En Colombia, no hay un dato exacto. Mientras en EE.UU son 2,2 millones, el Ministerio de Protección Social informa en su web que en el tercer trimestre del 2009 el 7,74 de los hombres y el 6,03 de las mujeres de edad no tenían empleo.
La 'ley del último empleo' propone incentivos como exonerar en el impuesto de renta y bajar los parafiscales a las empresas, cuando la nómina tenga un 20 por ciento de trabajadores viejos.
Pero otros trabajadores, como Jenny Corredor, se preguntan: "¿qué pasa con nostros, los de 41 años, a quienes tampoco nos contratan?".
'La aprobación no será fácil en el Congreso'
El senador camilo sánchez advierte sobre la suerte de la propuesta
1. El interés del Gobierno
El senador Sánchez dice que el Ejecutivo está más interesado en continuar con los programas asistencialistas, en los que se invierten 7 billones de pesos todos los años, porque estos son más rentables en términos electorales.
2. Los celos políticos
Para el autor, la coalición de Gobierno no apoyaría esta ley, porque los créditos se los llevaría un partido de oposición: el liberal. La senadora Dilian F. Toro, de 'la U', sostiene que todo aquello que ayude a generar empleo será bienvenido.
3. El impacto fiscal
Uno de los principales obstáculos es que aún no se sabe el impacto fiscal que generará el ofrecer más estímulos tributarios a las empresas. Este punto es clave para saber si el Gobierno le dará su aval al proyecto.
F eltiempo.com
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