viernes, 22 de octubre de 2010

Necesitamos una tregua en la guerra de monedas': Mauricio Cárdenas

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El ex ministro propone que Colombia esté en la cumbre de Seúl para defender sus necesidades.

Un nuevo intento para conjurar la 'guerra de divisas' que se libra en el mundo está a punto de tener lugar en la reunión del G-20, en Seúl. Ante la debilidad del dólar, cada país por su lado busca protegerse con medidas -algunas muy agresivas como las de Japón o Brasil- para defender la competitividad de sus exportaciones.

A la reciente asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) se llegó con la idea de buscar una salida a la confrontación, pero ese fin de semana no fue suficiente.

El tema quedó aplazado para las reuniones del G-20. En vísperas de la cumbre, Mauricio Cárdenas, director de la Iniciativa para América Latina de Brookings Institution, piensa que Colombia debe procurar estar presente porque su posición, como la de Perú o Chile, no coincide con las de Brasil, México o Argentina, los latinoamericanos que sí hacen parte del grupo.

¿Hay una guerra de monedas? 
Efectivamente. El problema es que los países más fuertes, Estados Unidos y China, quieren tener las monedas más débiles.
A China le sirve para mantener su hegemonía exportadora, mientras Estados Unidos busca, desesperadamente, evitar una recaída de la economía, estimulando las exportaciones.

¿Cuál es el problema con el dólar?

La Reserva Federal ha decidido apostarle a una estrategia riesgosa: inundar la economía de dólares para evitar la deflación (inflación negativa). Como no hay buenas oportunidades de inversión en Estados Unidos, la excesiva liquidez sale a buscar mejores rentabilidades en otros países, lo que presiona al alza a las monedas y debilita el dólar.

¿Quién gana y quién pierde en medio de esa situación? 

Ante el 'tsunami' de dólares, la China es el único país capaz de poner una muralla efectiva. Las monedas de América Latina quedan en una situación especialmente vulnerable pues se fortalecen tanto frente al dólar como frente al yuan. Es el peor de los mundos.

Entonces, ¿qué pueden hacer?

La única fórmula es que el G-20 llame al orden y se busque una solución coordinada. Se deben acordar reglas claras para que el dólar se devalúe frente al yuan, a cambio de que Estados Unidos dé reversa a su agresiva política monetaria que lo único que logra es estimular a otros países a hacer lo mismo, lo cual no soluciona nada.

¿Es posible conseguirlo?

No es fácil. Ya se están acomodando los bandos. América Latina tiene tres países en el G-20: Argentina, Brasil y México. El canciller brasileño, Celso Amorim, dijo hace dos semanas que su país no tiene ningún problema con el régimen cambiario de la China.
Argentina también está del lado de China. Hace poco, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner tuvo que improvisar un viaje a Pekín para pedir que le reabrieran las importaciones de aceite de soya. Los chinos han aprendido rápidamente a ejercer su influencia. México está completamente del lado de Estados Unidos, por convicción y conveniencia.

Entonces, ¿qué se puede esperar de la representación de América Latina en el G-20? 
No mucho, a no ser que haya un cambio. Los problemas de Colombia, Chile y Perú no estarán bien representados. Necesitamos una tregua en la guerra de monedas, y China y Estados Unidos son igualmente responsables.

¿Cómo expresar la posición de Colombia?
El presidente (Juan Manuel) Santos debe convocar a una reunión extraordinaria a los presidentes (Sebastián) Piñera, de Chile, y (Alan) García, de Perú. Entre los tres deben acordar una posición común y pedir pista en Seúl. Ya Corea aceptó invitar a algunos países no miembros del G-20, como España, Etiopía (como cabeza de la nueva alianza para el desarrollo de África), Malawi (por la Unión Africana), Singapur (como líder del nuevo grupo 3-G) y Vietnam (por Asean). Hay un acuerdo que le permite al país sede invitar a algunos países no miembros "para aumentar la efectividad y la representatividad de la reunión".

Chile, Perú o Colombia... ¿Cuál debe ir?

Por razones históricas, Colombia debe ser la invitada. Hay que recordar que más de mil compatriotas murieron por la independencia surcoreana. Apoyar al presidente Santos en esta iniciativa sería un gran gesto de los presidentes Piñera y García.
Hay indicios de que el presidente Lee Myung-bak de Corea tendría alguna receptividad frente a esta propuesta, pero no hay mucho tiempo.


F  eltiempo.com

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