El economista jefe del Banco Mundial para la región dice que los países de Suramérica se han ido integrando cada vez más con los chinos en comercio e inversión.
El ecuatoriano Augusto de la Torre tiene un punto de vista privilegiado sobre la situación regional, pues es el economista jefe del Banco Mundial para América Latina. La semana pasada estuvo en Cartagena, en donde participó como conferencista en la 'Convención Bancaria'. PORTAFOLIO lo entrevistó.
¿Cómo está viendo la marcha de la economía mundial?
Es razonable hablar de que el año ha tenido dos mitades contrastantes. En la primera vimos una recuperación que en algunos aspectos superó las expectativas, reflejando el estímulo que los países ricos hicieron y en parte reflejando el cambio en los mercados monetarios y financieros.
¿Y en la segunda?
Ahora ha retornado la incertidumbre sobre las economías principales. De un lado, el efecto del estímulo está disipándose y la actividad privada no ha resurgido como se esperaba, pues ni la inversión ni el consumo han respondido. Además, ciertos mercados claves siguen con problemas importantes como el de la vivienda. A esto se añade que el empleo no ha reaccionado y hay incertidumbre para mucha gente. Por eso, a pesar de que las tasas de interés están muy bajas, la demanda en países como Estados Unidos no ha subido. Esa interacción configura un cuadro que ha hecho que la recuperación pierda un poco de su fuerza.
¿Hay otros factores negativos?
Sí. La situación en Europa mediterránea en donde aparecieron problemas fiscales y de elevadas deudas, generando dudas sobre su capacidad de pago, particularmente en Grecia. Además, esos problemas crearon mucha ansiedad y la inquietud de que repercutieran en la economía real. Por eso surgió la incógnita de que hubiera otra contracción.
¿Lo ve posible?
Me parece que esos interrogantes se han mitigado un poco, pero eso no ha hecho desaparecer las inquietudes sobre la recuperación en los países de Europa y América del Norte, que constituyen la mitad del consumo mundial.
¿Por qué la región latinoamericana se recuperó rápido?
Hay cuatro factores fundamentales. El primero es que la crisis puso a prueba la robustez de los marcos macroeconómicos y financieros, y la región pasó esa prueba bastante bien. Detrás de eso hubo algo silencioso, como fue una mejora en la calidad de la política macro en la mayoría de los países, quizás porque aprendimos de la crisis del pasado y los bancos centrales han hecho mejor uso de sus instrumentos y han dado muestras de alta calidad profesional.
¿Qué lo hace pensar eso?
Que la magnitud del choque externo fue muy grande, pero la capacidad de absorción aumentó. Se pudieron reducir las tasas de interés y fue posible hacer política contracíclica.
¿Algún ejemplo?
Si bien la política fiscal no fue perfecta, pudo funcionar. El caso más ejemplar fue el de Chile, que usó parte de los fondos que tenía en el fondo del cobre. Pero en general el gasto social no se redujo. Todo eso nos permitió sortear mucho mejor la emergencia. Los inversionistas internacionales tomaron nota de lo sucedido y la región salió con más prestigio de la crisis.
¿Qué otro elemento es destacable?
Lo segundo es que el modo de integrarse a los mercados financieros es mucho más sano. En el pasado, Latinoamérica era un deudor del mundo y ahora es acreedor neto, pues tenemos reservas internacionales más grandes. Y en el lado de la inversión directa, hemos recibido sumas muy importantes. Eso hace que los flujos sean más robustos.
¿Y el tercero?
Otro factor es la conexión con China. Cada vez más los países de América del Sur en particular, y algunos de Centroamérica, se han ido integrando con esa nación oriental a través del comercio y la inversión.Eso de estar conectados al polo del crecimiento del mundo es clave.
Lo último es que los precios de los productos básicos que exporta la región se han recuperado y están en niveles cercanos a los de antes de la crisis. En resumen... Esos cuatro factores se han conjugado positivamente y nos permiten entender por qué nos va mejor. Es la primera crisis internacional que nos golpea y no genera grandes traumatismos domésticos, como sí había ocurrido en el pasado.
¿Qué opina de la apreciación de las tasas de cambio?
El mundo todavía está desarrollando controles que podrían ayudar a mitigar la abundancia de divisas y por eso surgen las discusiones sobre controles o intervenciones, que son dilemas que no tienen una respuesta sencilla.
¿Cuál es el reto para los próximos años?
En el largo plazo el desafío es cómo administrar bien la bonanza de los productos básicos e invertir esos recursos en mejor capital humano, mejor infraestructura o innovación, lo cual es un tema fundamental. En los últimos 100 años el PIB per cápita de América Latina como porcentaje del de Estados Unidos se ha mantenido entre el 25 y el 30 por ciento. En contraste, los tigres asiáticos pasaron de 15 a 60 por ciento en los pasados 50 años. Nosotros no hemos podido acercarnos en nuestros estándares de vida.
¿Y ahora ve eso posible?
Esperamos que esta vez sí podamos adoptar una agenda de crecimiento más robusto y afortunadamente hemos venido atacando los problemas de equidad de una mejor manera. Por eso uno podría decir que teníamos que comenzar por la estabilidad, seguir por la equidad y continuar con el crecimiento. No obstante, eso ocurre en un contexto de alza de productos básicos que hay que saber manejar.
¿Qué opina de Colombia?
La veo bien. Lo que me entusiasma mucho es que hay un ambiente serio para tener una discusión constructiva sobre la regla fiscal. Siempre existe el riesgo de que se desperdicien las bonanzas. Todo eso requiere reglas que con una prudente flexibilidad permitan estabilizar el gasto y transformar la riqueza en acervo social, capital humano y físico.
¿Algún consejo específico?
Me parece una excelente noticia que el tema se esté tratando y que esté asociado a otros asuntos como estructura tributaria y universalización de beneficios sociales que tienen que ocurrir en un marco viable. Pero Colombia está dentro de los países en donde las perspectivas a futuro son buenas. Hay un optimismo que no está desligado a que la situación de seguridad ha mejorado mucho. Además, existe una tradición de que este no es un país que se va a los excesos. Confiamos en que eso ocurra en esta oportunidad.
RICARDO ÁVILA Director de PORTAFOLIO
F eltiempo.com