Sus ministros comenzarán a abordar desde este lunes la necesidad de armonizar las políticas que manejan sus despachos.
La ratificación del ministro de la cartera agropecuaria, Juan Camilo Restrepo, de bloquear la llegada del cereal a Colombia, se produjo días después de que el Tribunal de Justicia Andino autorizó a Ecuador, Perú y Bolivia a imponerles un sobrearancel máximo de 5 por ciento a cinco productos colombianos del agro ante la negativa del país de permitir el ingreso de arroz andino.
Sobre ese punto específico, el titular de Comercio, Sergio Díaz-Granados, reveló que hoy se reunirá con su colega Restrepo porque ese es uno de los temas que tienen que trabajar "conjuntamente".
Los dos ministros heredaron ese y otros problemas que han surgido en las negociaciones comerciales internacionales de Colombia.
"Lo importante es que el país siga unas políticas claras y armónicas entre comercio y agricultura para poder cumplir no sólo con los compromisos internacionales sino también con el reto de elevar la productividad de los sectores agrícola y pecuario colombianos", señaló Díaz-Granados, cuyo ministerio orienta las negociaciones comerciales.
El pleito arrocero de Colombia con sus socios andinos tiene más de siete años, derivado, primero, de problemas sanitarios en esos países y ahora, según Juan Camilo Restrepo, la decisión de no importar se tomó mientras se absorbe la cosecha nacional de arroz grande que está saliendo, "porque generaría una especie de caos en el mercado interno del producto".
La cita ministerial de hoy, sin embargo, irá más allá del arroz, pues el responsable de la cartera de Comercio aspira a que se evalúe el tema no sólo por la decisión particular del Tribunal de Justicia sobre un asunto puntual "sino mirar de manera integral cómo en la profundización de las negociaciones comerciales que hemos hecho en los últimos años, y en las que siguen, cómo podemos ser realmente armónicos entre la política comercial y la política agrícola, pero sobre todo elevar la productividad agrícola".
Sin ser una respuesta a esas consideraciones y sí a preocupaciones de los agricultores, en un seminario sobre política agropecuaria, Restrepo enfatizó en que "el sector no puede ser el comodín de los tratados de libre comercio sino que debe ser parte activa en los procesos de negociación".
Para Díaz-Granados, el punto de fondo es darle estabilidad a la política, que es una señal que el Gobierno tiene que enviarles a los inversionistas, especialmente a los del agro, para que puedan tomar sus decisiones empresariales como mejor les convenga.
El vaivén en las políticas, comerciales o agrícolas, advirtió el ministro de Comercio, tiene un efecto sobre el comportamiento de la inversión y un efecto negativo sobre el consumidor, por lo que considera que el episodio de la eventual sanción autorizada por el Tribunal "nos tiene que llevar a una reflexión más de fondo: cómo hacemos mucho más coordinadas las políticas comercial y la agrícola".
Dos días antes de entregar el cargo, el anterior ministro de Agricultura, Andrés Fernández, cuestionó al jefe de negociaciones comerciales de Colombia, Santiago Pardo, que depende del Ministerio de Comercio, por su distanciamiento del agro y por el marginamiento a que sometió a esa cartera y al ICA en ese proceso y lo desautorizó para llevar la vocería del sector en el TLC que se negocia con Panamá.
Al finalizar la negociación del TLC con la Unión Europea, fue evidente el enfrentamiento entre los dos ministerios por la forma como se negoció el capítulo lácteo.
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